viernes, 19 de junio de 2009

COMPOSICIÓN




La obra tiene una clara composición vertical, donde predominan las figuras u objetos
colocados verticalmente, creando un ritmo y un equilibrio que se rompe con la horizontalidad
de la línea de fondo que “parte” a las figuras en dos mitades iguales generando cierta tensión en el conjunto.

Existe cierta simetría en las figuras de los maniquíes, que se encuentran unidos por un costado y mantienen la misma postura con el lado que se muestra más visible. En cambio, esta simetría no se encuentra en el paisaje, ya que las dos construcciones arquitectónicas que aparecen detrás son de diferente forma y aparecen a distintas distancias.

En el lienzo se observa un claro recorrido compositivo que va desde la sombra hacia la izquierda para luego ir hacia la derecha y terminar en el órgano sexual masculino. Con ello quizá haya pretendido darle cierto aire erotizante más allá del afectivo.

Estas rupturas son las que dotan a la obra de cierto ritmo dinámico dentro de la aparente quietud en la que se encuentran inmersos los personajes.

La composición de la obra está fundamentada básicamente en el color, con sus amplias gamas de tonalidades y en la luz, que son las que infieren movimiento y forma al conjunto.

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